El seguimiento de la propagación de la COVID-19 ha sido fundamental para la respuesta de la salud pública mundial. Esta información permite a los hospitales prepararse para picos epidemiológicos, a los gobiernos desplegar estrategias de cribado y a los ciudadanos modificar su comportamiento de forma adecuada. Sin embargo, aunque la información sobre la COVID-19 es de fácil acceso y está a disposición del público, el mundo sigue luchando por vigilar y seguir la propagación de las infecciones resistentes a los medicamentos.
¿Cómo debería evolucionar la vigilancia mundial y el intercambio de datos para combatir la resistencia a los antimicrobianos?